

Mi compañera está atrapada por “el dinero”
Escrito por toupeiro en Anécdotas curiosas, tags: Buen humor, TrabajoNueva anécdota en la librería, después de una larga etapa de sequía.
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Posts Tagged “Trabajo”
ene
29
2015
![]() ![]() Mi compañera está atrapada por “el dinero”Escrito por toupeiro en Anécdotas curiosas, tags: Buen humor, TrabajoNueva anécdota en la librería, después de una larga etapa de sequía. Para seguir leyendo pincha en el enlace.
dic
08
2014
![]() ![]() Cosas que pasan en un centro comercialEscrito por toupeiro en Anécdotas curiosas, tags: TrabajoSe cierra una etapa que ha durado algo más de 27 años; una etapa cargada de anécdotas en las que la librería era la gran protagonista. En su lugar nace una nueva en la que la…
nov
06
2014
![]() ![]() Misteriosa desaparición de cartelesEscrito por toupeiro en Anécdotas curiosas, Enigmas gordos, tags: carteles, TrabajoTenemos la mala costumbre de dejar papeles y otras cosas encima del mostrador de caja, por comodidad, mientras estamos trabajando en ello y, eso a veces tiene sus inconvenientes. Una clara muestra de ello: Seguir leyendo (pincha aquí)
ago
01
2014
![]() ![]() El carnet que juega al esconditeEscrito por toupeiro en Anécdotas curiosas, tags: Trabajo
El carnet no aparece. Ya es raro. Mi jefe acude en ayuda de mi compañera que, visiblemente colorada comienza a sudar por la situación. La clienta informa de que el lunes se va de viaje al extranjero. No hay tiempo para renovar papeles, hoy es viernes por la tarde. El DNI es imprescindible. No aparece. Mi jefe revisa a fondo todos los lugares posibles, aunque ya han sido revisados por mi compañera Donna león. Ella está pidiendo a gritos que la trague la tierra o despertarse de esta pesadilla. La señora comienza a mostrarse inquieta. Nada más acabar de atender a mi cliente me dispongo a intentar ayudar. Lo primero que hago es revisar torpemente lo ya revisado varias veces. Solo queda una solución. Levantar el punto de cajas para buscar debajo. Tarea complicada y de dudoso éxito, pues el enorme y pesado mostrador en forma de L llega, prácticamente en todo su recorrido a tocar el suelo, en todos los demás puntos solo queda aproximadamente un milímetro hueco. Parece imposible que se hay metido ahí debajo. ¡Ni haciéndolo a posta! ¿Cómo conseguiremos mantener levantado la altura y tiempo suficiente la estructura para revisar a fondo? Me acordé de un detalle: las puertas de los baños del personal se mantienen abiertas gracias a unas cuñas de madera que las sujetan por debajo. Voy a por ellas. Entre mi jefe y yo levantamos el mueble aproximadamente un par de centímetros mientras mi compañera introduce las dos cuñas. Después probamos con un cartel, una regla…el plumero no pasaba. No ha habido suerte, sale polvo acumulado, una moneda de céntimo, dos tickets… No hay rastro ninguno del valioso documento. Mi compañera no desiste y nos convence para levantar la otra parte del mostrador, a sus espaldas, de frente a la caja, a más de un metro. Si nos parecía difícil que el carnet se hubiera colado debajo de la caja, detrás parece fantasía. No hay nada que perder, solo un poco de tiempo, hay que buscar una solución, no queda más remedio. Manos a la obra. Entre polvo y tickets viejos que comenzaron a salir a arrastrados por la regla, seguidos de un grito de alegría y un enorme alivio emergió, por fin el huidizo documento. Señora: ya se puede ir de viaje tranquila. Sentimos las molestias. Si quieres ver más anécdotas en la librería pulsa en el enlace.
abr
16
2014
![]() ![]() Solo un poquito usado.Escrito por toupeiro en Anécdotas curiosas, tags: Anécdotas en la librería, Loca sociedad, Trabajo
Un grito se llevó la paz del mediodía en librería: “Sinvergüenza”. Era un señor en edad de jubilación (aproximadamente), bajaba por las escaleras que llegan hasta librería y de ahí derivan al parking. El señor venía del pasillo que separa la papelería de la boutique de Carolina Herrera. Subí raudo para satisfacer mi curiosidad. El hombre quería devolver un bolso, lo traía en la mano, sin envoltorio, según la vendedora era un bolso usado. Me extrañé y la vendedora me contó que ya había estado la hija el día anterior intentando devolver el bolso y tampoco. Me extrañé todavía más. Resulta que anteriormente a todo esto la que quiso devolver el bolso fue la esposa y madre, lo traía en la mano, sin envoltorio: -Buenas tarde, vengo a devolver este bolso, espere un minuto que quito las cosas-la señora abrió el bolso y, sin inmutarse, como si fuera la cosa más normal del mundo fue quitando la billetera y todo lo que allí tenía. -¡Pero señora!, no le puedo hacer un abono de una mercancía usada. -Como que usada, he metido las cosas dentro para venir del coche hasta aquí… de usado nada. La imagen la he robado de Internet y pertenece a otro modelo. |